30 de Octubre, 2005
Como un destino incierto y perdida sin remedio, me he detenido en medio de este campo y observo a los caídos de guerra.
En el silencio de esta batalla me he encontrado.
En el ruido de mis errores te he perdido.
Sin mayor regocijo que tu mirada radiante he levantado las palmas al cielo y he logrado pedir por tu redención interna.
Voces perdidas en el fragor de tus palabras estruendosas, que bailan canciones de versos y poemas y susurran amores ocultos por tus líneas.
En el silencio he encontrado una nueva vida.