diciembre 08, 2005

Un año que terminó con promesas



Bueno, cuando digo terminó con promesas, quiere decir que le dió en la madre a todas las promesas prometidas al inicio del año.

Y que conste que hoy ando de buen humor. Pero al parecer es el año en el que descubro que las amistades solamente permanecen cuando tú trabajas en ellas, o sea que, nadie trabaja en mi amistad.. o sea, pareciera que yo debo ir a la búsqueda del amigo incondicional (o de prometer serlo) pero no atraigo mucho la atención de quienes me conocen.

Lo interesante es que no estoy decepcionada (no del todo al menos) y he logrado grandes metas personales. ¿Quién dice que la introspección no resulta apropiada? Eso de reencontrarse con uno mismo es todo un cuento inagotable de nuevas experiencias que lo mejor es no compartirlas con todo mundo, así que los resultados de este amoroso reencuentro quedan por acá archivados en mi cajón de la cama.

Pero hay más cosas de las cuales hablar. Mmmmhmm bueno, no soy exactamente buena para hablar de algo que no sea de mí, pero hablar de los demás significa develar secretos.

Me acusan tanto de no saber guardarlos y sin embargo, sé demasiado, tanto que puede que un día muera por conocer algo que no deba. Metafóricamente hablando claro está.
Por lo pronto muero poco a poco de pena, aún no me recupero de los 2 golpes de este año, eran de esperarse, después de la carta-augurio que Daniel me mandó a principios de enero. Sabe que se lo he reclamado todo el año y su plazo vence el 31 de diciembre, pero fue la sombra que se desdibujaba en el perfil que iniciaba mi vida. Debí suponerlo y haberme prevenido pero seguí volviéndome transparente, hasta llegar a ser la "cellophan girl".

El giro más fantástico es volcarme hacia la música, a la anti-fan del audio, le han caído las notas todo el año y con el broche de oro por unos fantásticos audífonos-micrófono. Gracias al compadre de la silla lateral, you know who.

También éste fue el año de los mil regalos. Fue como si el sol saliera en mi cumpleaños, hasta hizo calor, aunque la consabida lluvia se dejó ver el día anterior y ya no pudimos ir al Rancho y celebrarlo ahí, pero se acomodó una semana después y me divertí como enana.

Los amigos nuevos se parecen a los viejos con la diferencia de que no hay traumas existenciales, supongo que necesito que sean superficiales a fin de seguir buscando mi monedita de oro entre los tortuosos poetas y los sarcásticos dramaturgos. No le hago el feo a los financieros del octavo piso tampoco, pero demasiada elegancia me hace temblar.

También tengo premio de la posada, el primer año siempre pareciera que me irá bien en los regalos, pero después me sentaré a aplaudir las dichas de los demás, ya les recordaré el siguiente diciembre. Y hablando de diciembres, quiero ir al extranjero, siempre es diciembre la mejor época para esos viajes, aunque este año todo se atora con la boda.
Luego les cuento de quién. Mía no claro está.

Y mi familia, aún reconociéndome como la que siempre he sido y yo aún tratando de captarme en el espejo de sus almas. Sigo aprendiendo cosas nuevas y a veces mi alma se porta grata y lo disfruta.
¿Me persigue el fantasma de mis vidas pasadas? Es posible, pero no la dejo alcanzarme, igual y de tanto correterame adelgazo un poco.

Y que todo mundo cree que estoy traumada por estar pasada de peso, admito que no soy un figurín, pero me siento tan linda frente al espejo, mi problema es la ropa, este mundo de la moda se hizo para las flacas y estoy segura que el propósito es ahorrarse tela, no tanto por belleza.
Pero estoy contenta conmigo. Soy un alma divina que en la tierra persigue sueños humanos y que intenta alcanzar el cielo con pasos al vuelo de un arcángel.

A este punto ya me habrán botado en la lectura por tantas ñoñerias según conozco los gustos de la gente. Lo siento mucho, soy cursi y también me encanta.
¿Algún animado en acompañarme a disfrutar la vida?

Sigo asomándome por la ventana, veo más curiosidades por hurgar. Luego les cuento que encontré.

No hay comentarios.: